Este texto originado por los insurrectos realistas durante el Trienio Liberal (1820-1823), puede ser considerado un precursor del carlismo, en la medida en que frente al constitucionalismo liberal de importación francesa busca una alternativa en la renovación de la tradición foral.
La Regencia de Urgel fue constituida el 14 de agosto de 1822 por Jaime Creus Martí, arzobispo de Tarragona; Bernardo Mozo de Rosales, Marqués de Mataflorida; y Joaquín Ibáñez Cuevas y de Valonga, Barón de Eroles.
Al día siguiente fueron difundidos tres manifiestos, dos de los cuales incluyen el factor foralista: la proclama a los españoles de la Regencia de Urgel y la proclama a los catalanes del Barón de Eroles.
Catalanes: Tiempo había que lloraba en secreto vuestras desgracias sin atreverme a tomar parte en ellas por temor a agravarlas; mas, viéndoos con las armas en la mano, resueltos a conservar intacta la religión, las costumbres de vuestros mayores y la inviolabilidad del monarca, ¿cómo es posible que yo permanezca frío espectador en esta contienda? No, catalanes; vuestro bienestar ha sido siempre el primer anhelo de mi corazón, y en vuestros votos, mi felicidad y mi gloria. Contando con vuestra fidelidad y decisión, jamás vaciló mi ánimo en los mayores peligros, y fiados vosotros en mi celo y lealtad, jamás desesperasteis de la salvación de la Patria. No se trata ahora de riesgos como aquellos ni de lidiar contra un poder colosal. Provincias enteras sostienen vuestra causa; otras se preparan para el alzamiento, y aun en aquellas en que los constitucionales más confían hay, sin comparación, más número de votos a nuestro favor que en el suyo. El ejército, cuyo exterminio, por más que le debiesen, entraba en el número de sus decretos, que temiendo la reacción de su alucinamiento había procurado aniquilarlo de mil maneras, reduciéndolo a un estado puramente nominal, relajando la disciplina y la subordinación para mejor asegurar su caída. ¿Cómo, reflexionando en su abatimiento, pueden ser del partido de los que han obrado su ruina? ¿Ni cómo constituirse el defensor de quien lo desdora y lo destruye? No; el Ejército español, oyendo la voz de la razón y de la Patria, que no desconoció jamás, entrará en sus verdaderos intereses, abandonando a los que, guiados de una loca ambición, los han disuadido de sus primeros deberes. La guardia real de Infantería, los carabineros reales, regimientos enteros de milicias provinciales, han comenzado a dar el ejemplo, y todos los que se precian de españoles lo seguirán, quedando sólo en las filas enemigas la chusma de los comuneros y de los detestables anarquistas. Quédense enhorabuena con los compañeros de sus tenebrosos conciliábulos entonando canciones ínfamantes y licenciosas, que éste es el medio de purgar de una vez nuestro suelo de monstruos tan inmundos. Sigue leyendo →