Archivo de la categoría: 1833-1845 Carlos V

Carta de Carlos VII al Marqués de Cerralbo sobre la festividad de los Mártires (1895)

Mi querido Cerralbo: Ya te rogué por telégrafo que dieras las gracias en mi nombre a los muchísimos que de toda España me felicitaron ayer por mi fiesta.

Al reiterarlas por escrito, quiero, comunicarte un pensamiento que, desde hace mucho tiempo, deseo encerrar en forma concreta.

Grandes son los progresos que merced a tu inteligente iniciativa, a la cooperación generosa de todos los que te ayudan y también a la fuerza de persuasión de la verdad y de la justicia, tenaz y serenamente confesadas, ha logrado nuestra Causa. Pero si orgullosos podemos estar del presente, cúmplenos no olvidar lo mucho que debemos al pasado. Sigue leyendo

María Teresa de Braganza y Borbón

Artículo de Alexandra Wilhelmsen publicado en el Diccionario Biográfico electrónico de la Real Academia de la Historia.

Braganza y Borbón, María Teresa de. Queluz (Portugal), 29.IV.1793 – Trieste (Italia), 17.I.1874. Princesa de Beira (Portugal), infanta de España, líder del movimiento carlista (1861-1868) y, para los carlistas, reina de España. Sigue leyendo

María Francisca de Asís de Braganza y Borbón

Artículo de Alexandra Wilhelmsen publicado en el Diccionario Biográfico electrónico de la Real Academia de la Historia.

Braganza y Borbón, María Francisca de Asís de. Quinta de Queluz (Portugal), 22.IV.1800 – Alverstoke Rectory, Gosport (Inglaterra), 4.IX.1834. Infanta de España y de Portugal, esposa de Carlos María Isidro de Borbón, primer pretendiente carlista a la Corona de España. Sigue leyendo

Carlos María Isidro de Borbón y Borbón

Artículo de Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de Valugera publicado en el Diccionario Biográfico electrónico de la Real Academia de la Historia.

Borbón y Borbón, Carlos María Isidro de. Conde de Molina. Aranjuez (Madrid), 29.III.1788 – Trieste (Italia), 10.III.1855. Primer pretendiente carlista a la Corona de España. Sigue leyendo

Documentos de Bourges (1845)

Fuente: Filosofía en español

Artículo de Jaime Balmes y Urpiá publicado en El Pensamiento de la Nación, nº 71, Madrid, 11 de Junio de 1845, pp. 369-375.

París 1.° de junio de 1845.

D. Carlos ha desaparecido de la escena, y en su lugar se ha colocado su hijo; este es un acontecimiento importante. El manifiesto que ha seguido a la renuncia indica un notable cambio en la política; esto es todavía más importante. Pocos hombres habrá que reúnan una opinión mas general y más bien sentada, de honor, de religiosidad, de sinceridad, de convicciones, de deseo del bien público, que D. Carlos; pero si como hombre obtiene el aprecio y respeto universal, tampoco puede negarse que como príncipe era objeto de prevenciones tan fuertes, que nada hubiera sido bastante a disipar. Fueran justas o injustas, fundadas o infundadas, lo cierto es que existían; tratamos únicamente del hecho, no de la razón en que pueda estribar. Y en circunstancias como las de don Carlos, un hecho semejante no puede ser desatendido: quien no cuenta con fuerza material, ¿a qué queda reducido si le falta la moral? Y esta fuerza moral en un príncipe es muy diferente de su buena reputación como hombre particular; errados consejos o circunstancias infaustas pueden hacer inútil para ciertos objetos al mejor hombre del mundo. En 1832 la fuerza moral de D. Carlos, como príncipe, era muy grande; los errores, los desagravios, y el mismo curso de los años la han consumido. Aún entre muchos de sus mismos partidarios, el primitivo entusiasmo se había reducido a simple adhesión y respeto. D. Carlos habrá conocido su verdadera posición, y a su desinterés y rectitud de intenciones no le habrá sido difícil el sacrificio del amor propio, si amor propio [370] haber pudiera en conservar una posición que debía serle tan aflictiva. Sigue leyendo

Documentos de la abdicación de Carlos V en su hijo Carlos VI (1845)

Fuente: Filosofía en español

Publicados con el título de Documentos históricos en El Pensamiento de la Nación, nº 71, Madrid, 11 de Junio de 1845, pp. 376-377.

Carta de S. M. el Señor Don Carlos V al Serenísimo Señor Príncipe de Asturias

Mi muy querido hijo: Hallándome resuelto a separarme de los negocios políticos, he determinado renunciar en tí y trasmitirte mis derechos a la corona. En consecuencia, te incluyo el acto de renuncia, que podrás hacer valer cuando juzgues oportuno.

Ruego al Todopoderoso te conceda la dicha de poder restablecer la paz y la unión en nuestra desgraciada patria, haciendo así la felicidad de todos los españoles. Sigue leyendo

Manifiesto de Arciniega (1837)

Voluntarios: La revolución vencida y humillada, próxima a sucumbir a vuestro esfuerzo sobrehumano, ha librado su esperanza en armas dignas de su perfidia, para prolongar algunos días su funesta existencia; más, por fortuna, están descubiertas sus tramas: sabré frustrarlas. Para realizarlo, para dictar providencias que pongan cuanto antes término a esta lucha de desolación y de muerte, he vuelto momentáneamente a estas fidelísimas provincias; pronto me veréis de nuevo donde, como hoy aquí, me llaman mis deberes. Vuestro heroísmo interesa demasiado mi paternal corazón para que renuncie a triunfar y, si preciso fuere, a morir entre vosotros. Sigue leyendo

Real Orden sobre los Ayuntamientos (1836)

Fragmento.

(…) Conforme a estos principios vengo en decretar lo siguiente:

Artículo 1º- La renovación de autoridades municipales para el próximo año de 1837, en todos los pueblos del reino de Navarra y provincias Vascongadas libres del yugo de la usurpación revolucionaria, se hará por regla general en la forma que prescriben las leyes y los fueros, las ordenanzas respectivas, las costumbres vigentes, con las excepciones que a continuación se expresan.

Carlos V – Real Decreto de 01-12-1836.

Real Decreto de creación del Tribunal Supremo Vasco-Navarro (1836)

La reivindicación de la foralidad particular de cada uno de los cuatro territorios vascos no fue entendida por el gobierno carlista como incompatible con la creación, en 1836, de un Tribunal Superior en Estella como órgano común para la administración de la Justicia.

Ministerio de Gracia y Justicia.- Excelentísimo Señor.- El Rey N. S. se ha servido dirigirme el Real Decreto siguiente: Sigue leyendo