Publicado en el libro La lucha silenciada del carlismo catalán, bajo el epígrafe de Una presencia permanente. VIII.- Un país en decadencia y una sociedad envilecida (Biblioteca Popular Carlista, núm. 17 , Ediciones Arcos, Sevilla 2007).
La sociedad neoliberal no tiene nada que envidiar a cualquier régimen totalitario, actual o pasado. Aparentemente vencedora de la criminalidad nazi y comunista, ha acabado asumiendo lo peor de los valores y sistemas de ambos tipos de dictaduras.
George Orwell, en su obra 1984, describía una futura sociedad totalitaria controlada por los medios de comunicación, donde el pensamiento único era el camino a seguir y donde el control del Estado sobre los ciudadanos era evidente y perfeccionado. El Gran Hermano era el órgano controlado por el poder que lo domina y lo vigila todo. Con la excusa de combatir la delincuencia o el terrorismo, los edificios, las ciudades, las carreteras, y, pronto, cualquier lugar de paso acogerán la instalación todo tipo de tecnologías, con las cámaras de grabación como mecanismos más visibles, en un avance sin freno hacia una sociedad policial, donde se coarte a la gente y donde el individuo vaya perdiendo, poco a poco, su intimidad personal, sus libertades fundamentales, sus derechos públicos y privados hasta acabar entregando su dignidad en holocausto, para que sirva de carnaza a las fieras que andan sueltas por los parlamentos de la democracia liberal. Sigue leyendo