Javier Alfaya, Triunfo, nº 762, 03/09/1977, pp. 34-35. Incluye una fotografía del Montejurra de 1966.
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J. A. – Profesor Blinkhorn, ¿cuál es su opinión sobre la evolución actual del carlismo?
M. B. – Bueno, si se trata del Partido Carlista, entonces me parece que su trayectoria actual es muy interesante. Creo que sólo hay otro ejemplo de un partido, de una organización de las derechas que ha evolucionado hacia la izquierda: el peronismo. Yo no digo que existan muchos paralelos entre ambos, pero de hecho existen. Algunos sostienen que esa evolución carlistas es artificial, absurda incluso. Yo no coincido con esa opinión, al menos totalmente, porque como estudioso de los movimientos de derechas pienso que en todo movimiento de este tipo donde haya una base de masas existe la posibilidad de que se produzca una evolución hacia la izquierda, al cambiar las condiciones, las circunstancias y pasados los años.
(…) En el pasado, uno de los fallos más grandes del carlismo –y de todas las derechas- fue que no conquistó a la clase obrera. Es natural que ahora, cuando todo el mundo habla de la clase obrera, el carlismo evolucione en la dirección que lo ha hecho (…) Hay que tener en cuenta que Pamplona, como ciudad, ha cambiado tal vez más que cualquier otra de España, convirtiéndose en una ciudad industrial, con sus tentáculos en el campo, y es natural que el carlismo navarro intente conquistar a los obreros (…) Creo que el carlismo, como movimiento basado en la clase media y en el campesinado, no tiene futuro, y si quiere tenerlo tiene que conquistar sectores del pueblo a los que antes no había llegado.